Sí, lo confieso. Desde hace dos semanas, mi vida musical se reduce sencilla y llanamente a escuchar a Regina Spector de vez en cuando y, por otra parte, pasarme el día y las horas enganchadísimo a la discografía completa de Ozzy Osbourne.
Lo sé. Muchos conoceis a Ozzy por su típica imagen de heavy trasnochado, de extraño apéndice cultural de los 80 que, por razones que no alcanzan a la ciencia humana, todavía mantiene su aura de cutrecosa. Bien, o le conoceis por esto o porque en algún momento tuvisteis la mala suerte de sufrir en ojos propios el vergüencismo ajeno al ver el reality sobre su familia, The Osbornes. Incluso, aún peor, cabe una última posibilidad: que le conozcais a causa de su hija, Kelly Osborne, personajillo del tres al cuarto que se pasea por las galas inglesas con cierto halo de fama. Es, como si dijésemos, la versión de serie B de Enrique Iglesias.
Vale, soy consciente de ello... Por qué, sin embargo, sigo enganchadísimo a TODA la discografía de este duendecillo patético? Si, es cierto, los dos últimos discos son flojos, pero el resto, oh, amigos, son gloria absoluta. Un ejemplo: Es el único músico del que tengo TODA su discografía (o casi) en CDs originales de la edición de coleccionista. Lo sé. Me levanto de mi mullido lecho en las horas de la rosada alborada y, dios, me encuentro a mi mismo tarareando como un idiota el repertorio habitual de este abuelo del heavy metal. Estoy absoluta e irremediablemente enfermo.
Y si existe una palabra que pueda definir a OZzy, probablemente sea también la de enfermo. Pero claro, hay alguna más que podemos manejar: especialmente, la de Siniestro.
Y a raíz de tan complejo razonamiento, he llegado a una inusual conclusión: Desprecio el siniestrismo gestado con rimel y vocecillas susurrantes, ya no respeto la tiniebla ochentera de los románticos (del XIX) venidos a menos.
Por ello, tras mucho pensar, recupero a este OZZY genial, pobre idiota de los medios, pero absolutísimo genio, influencia misma del Metal hecho dinero.
Ahora resultará que claro, que Ozzy siempre fue comercial. Y quién no? Y también que su música no es Metal, sino otra cosa más complicada. Si, amigos, aparte de haber creado el Doom (un género complejo del heavy, pa que nos entendamos, el padre del Trash de Metallica), Ozzy debe ser considerado el único, inimitable, insufrible, insano señor de lo tenebroso.
Pero, eso sí, de lo tenebroso guay.
Muera el Thriller.
Muera Robert Smith, el usurpador.
Muera el sombrerero loco.
Muera Nosferatu.
Estoy completamente ExtOZZYado!!!!
drapdecuina dos mil vint
Fa 4 anys
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada