Antes sí que eran buenos, ahora tienen un blog para hablar de música y sus alrededores. Aquellas cosas que les ayudan a creer que la vida mola porque hay música.
Ahir vaig decidir canviar el repertori de k7’s del cotxe. I com que fa com uns 10 anys que no tinc cap k7 nou, els tinc tots sobadíssims. Però ahir va ser un dia especial! I és que d’entre els k7’s que tenia en una caixa va aparèixer una cinta que feia molt però que molt de temps que no escoltava: un recopilatori de cançons d’Agua Bendita. Quin grup aquell! Possiblement forma part de la Banda sonora de molts adolescents dels anys 90. A mi em porten molts records de les primeres festes que ens pegàvem amb en Jordi i el Toni... Quina troballa i quins records més entranyables!!
No és un lleó, però són uns autèntics animals quan agafen una guitarra. La questió és que mentre practicava la de lleons marins i els hi falten proteïnes, m'he pres un respir i he començat a putinejar el youtube i clar... volia veure com s'ho fan els grans. Tres mmaneres de ser genial: Eric clapton Vs Rolling Vs Robert johnson!!
Los días son siempre cuestión de tiempo, es decir, vienen y se van. Pero en el último mes, debo reconocer con cierto gozo que, a pesar de los elementos habituales (el tren, el metro, el café, el trabajo, la comida, las conversaciones sobre LOST, la cena, los libros, los capítulos de las series, los besos a mi princesa, los paseos de la gata, más libros, el tren de vuelta, más metros, la leche mezclando el café...), un nuevo concepto se ha sumado a mi rutina. Se llama Regina Spektor, y dicen que canta.
En la búsqueda cotidiana de la música del segundero, sin haberlo pretendido, he encontrado un precioso sustento melódico. Se llama Regina Spektor, sí, y a veces me siento ridículo escuchando una música tan sencilla, tan adolescente, tan televisiva, pero por alguna causa infinitamente secreta, me encanta, y no puedo evitar volver a sus canciones, que me recuerdan a todo cuanto he conocido alguna vez, a todo cuanto se. Si, se me humedecen los labios, los ojos se sienten vivos, curioseo con su música los rostros de los desconocidos y murmuro aquel "blue veins, blue lips..." y me siento como si fuese protagonista de un anuncio. Entonces miro alrededor, y si, soy mi propio anuncio, soy mi tiempo, esta es mi tierra. Estoy aquí. Y ella canta para mi.
Sí, lo confieso. Desde hace dos semanas, mi vida musical se reduce sencilla y llanamente a escuchar a Regina Spector de vez en cuando y, por otra parte, pasarme el día y las horas enganchadísimo a la discografía completa de Ozzy Osbourne.
Lo sé. Muchos conoceis a Ozzy por su típica imagen de heavy trasnochado, de extraño apéndice cultural de los 80 que, por razones que no alcanzan a la ciencia humana, todavía mantiene su aura de cutrecosa. Bien, o le conoceis por esto o porque en algún momento tuvisteis la mala suerte de sufrir en ojos propios el vergüencismo ajeno al ver el reality sobre su familia, The Osbornes. Incluso, aún peor, cabe una última posibilidad: que le conozcais a causa de su hija, Kelly Osborne, personajillo del tres al cuarto que se pasea por las galas inglesas con cierto halo de fama. Es, como si dijésemos, la versión de serie B de Enrique Iglesias.
Vale, soy consciente de ello... Por qué, sin embargo, sigo enganchadísimo a TODA la discografía de este duendecillo patético? Si, es cierto, los dos últimos discos son flojos, pero el resto, oh, amigos, son gloria absoluta. Un ejemplo: Es el único músico del que tengo TODA su discografía (o casi) en CDs originales de la edición de coleccionista. Lo sé. Me levanto de mi mullido lecho en las horas de la rosada alborada y, dios, me encuentro a mi mismo tarareando como un idiota el repertorio habitual de este abuelo del heavy metal. Estoy absoluta e irremediablemente enfermo.
Y si existe una palabra que pueda definir a OZzy, probablemente sea también la de enfermo. Pero claro, hay alguna más que podemos manejar: especialmente, la de Siniestro.
Y a raíz de tan complejo razonamiento, he llegado a una inusual conclusión: Desprecio el siniestrismo gestado con rimel y vocecillas susurrantes, ya no respeto la tiniebla ochentera de los románticos (del XIX) venidos a menos.
Por ello, tras mucho pensar, recupero a este OZZY genial, pobre idiota de los medios, pero absolutísimo genio, influencia misma del Metal hecho dinero.
Ahora resultará que claro, que Ozzy siempre fue comercial. Y quién no? Y también que su música no es Metal, sino otra cosa más complicada. Si, amigos, aparte de haber creado el Doom (un género complejo del heavy, pa que nos entendamos, el padre del Trash de Metallica), Ozzy debe ser considerado el único, inimitable, insufrible, insano señor de lo tenebroso.
Pero, eso sí, de lo tenebroso guay.
Muera el Thriller.
Muera Robert Smith, el usurpador.
Muera el sombrerero loco.
Muera Nosferatu.